lunes, 24 de febrero de 2014

Agora non


Cuando se casaron, el hombre tenía muy claro que ella había sido una chica muy popular, quizás demasiado popular. Sus amigos se lo advirtieron, todos, su madre, sus vecinos, hasta el cura, pero el amor a veces nos da esperanza y nos ciega a la vez y además, todos tenemos derecho a una segunda oportunidad.
La mujer empezó a cantar.
Muy pronto, nació el primer niño, después la niña y meses después los gemelos. Todos morenos como su padre.
La mujer seguía cantando. Los vecinos estaban maravillados con la voz melodiosa y diáfana que tenía la condenada y de repente nació el quinto, pelirrojo como el marido de su madre.
Siguió cantando hasta el día de su muerte.

viernes, 21 de febrero de 2014

Soy asturianu




Este sábado fue duro y este domingo se presenta lento. Mientras caliento un café unos señores vestidos de colores se pasean en coches descapotables con pinta de muy caros, saludando a diestro y siniestro o lo que es lo mismo, en todas direcciones. Ahora todo el mundo entiende de alerones, neumáticos, derreeses y cosas por el estilo. Salgo a beber unas botellas. Sidra que hay que escanciar como se hizo toda la vida solo en Asturies. Los bares están llenos de prejubilados, jubilados, niños y camareros. No hay trabajo, aquí nos compraron el futuro con prejubilaciones y los que vienen detrás tendrán que arreglárselas como puedan. La mina es un recuerdo. La calle está llena de perros, claro, somos de Mieres y cantamos, pero yo no tengo perro, no lo podría encerrar en un piso aunque ahora, como no hay hollín, podemos mantener las ventanas abiertas para que respire y a la vez observar esta aldea global que nos engulle. En la prensa hablan de la visita del príncipe y de la princesa y no puedo por menos que contener unas lágrimas, más no son de emoción, son de pena y de rabia y de pronto empieza a sonar una gaita. Ahora las gaitas afinan y tienen notas y me entra un apetito feroz, y si, voy a comer fabada y encomendaré la digestión no a la virgen de la cueva, sino a un par de gin tonics. Y mañana, vuelta a empezar.

lunes, 17 de febrero de 2014

Cantuserrón Paradise

Voy a contaros la historia de un tipo muy peculiar, se sabía el repertorio entero de Josele y sus “Enemigos” y también el cancionero de Torner. Le costaba dilucidar cual era su instrumento favorito, si la gaita o la Stratocaster y en uno de esos entreactos de duda su mente comenzó a navegar por esos mares infinitos llenos de llantos y problemas y se sumió, por su propio peso, en una oscura y profunda depresión.
Buscó todos los remedios habidos y por haber, recorrió todos los caminos dentro y fuera de la ley pero no le valió de mucho, su mente seguía sin resolver los misterios increíbles de esta vida cargada de lágrimas, desolación, congoja y amargura.
En cierta ocasión viajó al centro de la tierra y no ardió y hasta las mismísimas estrellas enfundado en un brillante traje de astronauta. Abrió la caja de Pandora en la pirámide de Menkura e incluso encontró la piedra filosofal en uno de sus viajes por el fondo del mar emulando a su querido Nemo, pero tanto viaje, en lugar de aclarar su turbia visión del mundo, le hizo dudar más de esta vida miserable llena de peces que no quieren volar.

Por esas cosas del destino, suerte o casualidad, elija el lector lo que más le guste, nuestro amigo acabó su periplo donde menos lo esperaba, en su pueblo. Y en su pueblo, que tanto había aborrecido, encontró un sentimiento que le hizo filosofar y se dio cuenta de que la felicidad no hay por que buscarla en los paraísos televisivos, la puedes tener en tu casa, solo tienes que buscarla y una vez que la encuentres, todos los peces de tu alrededor, querrán volar.