Cara
A
Ahora
que profundos surcos hienden mi piel y después de toda una vida arrastrando
rémoras ancladas en mi alma, me dispongo a morir solo, igual que viví. Tu abandono
no me dolió tanto como tu ausencia. Traté de llenar el vacío pero resultó ser
un vacío irrellenable, sin fondo, un agujero negro, lóbrego... Jamás pude tener
una vida normal, familia o amigos, tu sombra siempre fue más alargada que la
del ciprés. Nunca más confié en nadie porque nadie merece mi confianza. Hasta
aquí llegué.
Cara
B
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