miércoles, 9 de abril de 2014

Los relatos del "SKANDA 18", Na mio barca

Na mio barca

Llegando al término, a punto de cruzar la meta de mi camino vital, me siento en mi viejo escritorio de castaño, acaricio mis lápices, visito los lugares olvidados y como si fueran resina, se anudan en mi aliento y se disponen en perfecto orden, a mudarse en radiantes surcos de grafito.

Estos recuerdos acuclillados tras los pilares de mi encéfalo abotargado, contertulios furtivos de mis sueños, están pujando por emerger, ansían ver la luz de nuevo y en un tris virtual de claridad etérea, perfilarse en el papel con trazos otoñales.

Los años cobijan certidumbres saladas, de desconsuelo o de júbilo, pero siempre saladas. El sal lo impregna todo, aire, arena, agua, hasta el canto de las sirenas es salado, el nácar de las caracolas, los recuerdos olvidados…


Mis huesos enmohecidos ya no bogan en línea recta, hace años que voy haciendo eses sorteando tempestades y calmas. La llama, húmeda desde hace tiempo, se extingue y mi barca encalla en la fría arena del norte para no volver a navegar jamás.


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