lunes, 18 de junio de 2012

Sueños son.


Siempre soñé con viajar al oeste, abrazar la cultura del pelo sucio y compartir fluidos con una hermosa negra caribeña. Seguro que fumando buena hierba se me oscurecería la piel y mis dudas existenciales y mis prejuicios de burgués desaparecerían en el humo. Me imaginaba un mar lleno de peces con ansia de volar y  esa montaña azul llena de imaginación y acordes de guitarra con olor a café. Claro que, una cosa es lo que nos gustaría ser y otra, lo que somos. Personalmente alcancé el más alto puesto que hubiera podido imaginar pero aquí, sentado en mi solio, los peces de este mar, no quieren volar.

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