lunes, 4 de junio de 2012

Triste vida, Adelina.

Una noche muy fría, Adelina se dedicaba a jugar con su vaho y pensaba en lugares lejanos. Soñaba con viajar a las pirámides de Egipto, con encontrar la piedra filosofal. Pensaba lo feliz que sería en las entrañas de la vieja China abriendo la caja de Pandora.
La brasa de su cigarrillo empezaba a desfigurar sus guantes de lycra cuando un ser impersonal y anodino le preguntó si estaba libre. Ella pensó en las diferentes acepciones que tenía la palabra libre. Pensó que no lo estaba pero contestó que sí.


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